Jesús sana a una mujer
HOLA NIÑOS, DIOS LES BENDIGA.
Que alegría encontrarnos en nuestro devocional Creciendo con Jesús, y seguir aprendiendo del libro más importante que existe LA BIBLIA .
JESÚS SANA A UNA MUJER
El Señor Jesús es maravilloso. Vino al mundo
pensando solo en nuestro bien: Él, perdona nuestros pecados y sana nuestras enfermedades.
Pensemos en todo el bien que Jesús nos ha hecho. Si hiciéramos una lista, sería interminable. ¡Cada minuto es un maravilloso regalo maravilloso de Dios!
Jesús obró muchas sanidades cuando anduvo en
la tierra. Él hace lo mismo hoy; pero por nuestra falta
de fe muchas veces cargamos con dolores y preocupaciones. Otras veces el Señor permite la enfermedad en
nuestro cuerpo y la usa para su gloria. Dios sana por medio del poder regenerador que hay
en el cuerpo; por ejemplo, al hacernos una herida,
ésta sana por sí sola. Él también usa las medicinas y
los médicos para sanarnos.
A veces Dios sana milagrosamente gracias a la oración de fe. Otras veces la enfermedad persiste, y en
ciertos casos culmina en la muerte.
Jesús vino a proclamar victoria sobre la muerte, el
pecado y la enfermedad. Al tomar una pastilla combatimos el dolor; pero mejor que las pastillas es la
oración de fe en el nombre del Señor.
Jesús enseña en la sinagoga
Los sábados, el día de reposo de los judíos, Jesús
iba a la sinagoga. La gente reunida quería escuchar a
Jesús. Seguramente siempre esperaban verle hacer
algún milagro. En todo lugar conocían a Jesús, porque Él sanaba a los enfermos y hacía otros milagros.
La mujer encorvada
Un sábado, en la sinagoga, todos escuchaban atentos las enseñanzas de Jesús. De repente, Él dejó de
enseñar. Había visto a una persona allí que necesitaba su ayuda. Era una mujer que estaba inclinada (incline su cuerpo hacia adelante para mostrar la posición de
la mujer). Ella no se podía enderezar.
Durante dieciocho años esta mujer había estado enferma, atormentada por un demonio. No podía levantar la cabeza para mirar las nubes, los árboles o el sol.
Sólo podía mirar el polvo del suelo.
«Ven aquí», dijo Jesús. ¿Creen que la mujer se levantó de su asiento y fue adonde estaba Jesús? Sin
duda, ella había escuchado de hombres y mujeres que
habían sido sanados por Jesús. Me imagino que se levantó de prisa, pensando que tal vez Él la sanaría.
Los que estaban en la sinagoga miraban curiosos.
La mujer ya estaba frente a Jesús, pero no lo podía
mirar hacia arriba; todavía seguía encorvada.
¿Qué le dijo Jesús? Lo leeremos directamente de
la Biblia (Lucas 13:12): «Mujer, quedas libre de tu
enfermedad.» Jesús puso sus manos sobre ella y, de
inmediato, ¡la espalda de la mujer se enderezó!
La mujer sanada
Todos miraban asombrados. La mujer que por dieciocho años había estado encorvada, ahora se podía
parar derecha. Ya no sentía dolor.
«¡Gloria a Dios, gloria a Dios!», seguramente empezó a decir la mujer.
Así como Jesús sanó a la mujer encorvada, Él quiere sanar nuestras enfermedades. A veces nos sana
inmediatamente cuando se lo pedimos en oración.
Otras veces tenemos que pasar algunos días en
cama. También tomamos medicinas para sanar.
Hay personas que no sanan aquí en la tierra, pero
en el cielo todos vamos a estar sanos. Los ciegos van
a ver, los mudos van a hablar, los cojos van a correr...
Lo importante es saber que Jesús tiene poder para
sanar nuestras enfermedades. Muchas veces Él quiere sanarnos, pero nos olvidamos de pedírselo.
Oremos ahora por alguien que esté enfermo.
HOY APRENDIMOS
- Que para el que cree, todo es posible. Marcos 9:23
- Que si creemos que ya hemos recibido todo lo que pidamos en oración, lo vamos a obtener.
- Si tenemos fe como un grano de mostaza... nada es imposible.
- Lo que pedimos en nombre de Jesús , Ël lo hará. Juan 14:15
- Se hará con nosotros conforme a nuestra Fé
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